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¿Líderes de opinión?

Por: Katherine Martínez Ortiz

El 2016 será recordado por sus innegables fracasos tanto políticos y sociales como morales. Sin embargo, este año el fracaso más evidente fue el de los medios de comunicación, las grandes encuestadoras y los mal llamados «líderes de opinión».

El mundo enfrenta un panorama desolador e incierto seguido de los resultados del Brexit en el Reino Unido, el Plebiscito por la paz en Colombia y el triunfo del magnate Donald Trump en Estados Unidos.

Cientos de columnas y editoriales de revistas y periódicos distinguidos de talla mundial como The New York Times, The Washington Post, o The New Yorker, dedicados a explicar el porqué de no votar por el republicano, no sirvieron sino para avivar su excéntrica fama y fracasar en su intento por revertir lo irreversible.

Sin embargo, no se puede desconocer las tendencias a la hora de la votación, pues parece ser que la extrema derecha se toma importantes posiciones en el mundo. En las elecciones de los Estados Unidos muchos votantes argumentan un cansancio generalizado frente al poder político y la misma oligarquía que siempre ha manejado la Casa Blanca.

Esto podría ser entendible debido a la constante sucesión del poder presidencial a las familias históricamente más influyentes y poderosas del país americano.

Lo realmente inexplicable es esa rabia y malestar con el que la gente votó. Cuando se revisa el grado de intolerancia con el que se agredía sin cesar, observado sobre todo en las  redes sociales. La discriminación, el racismo y la intolerancia frente a posiciones políticas diferentes se hacen  evidentes en este medio.

Asociando el incidente ocurrido con Carolina Sanín y los estudiantes de los Andes con el de  los niños de un colegio estadounidense gritando en una cafetería «build the wall», o el de la alcaldesa del estado de Virginia Occidental, quien celebró un tuit que expresaba: «estoy cansada de ver a un chimpancé en tacones» refiriéndose a Michelle Obama. El tuit completo fue «It will be so refreshing to have a classy, beautiful, dignified first woman in the White House. I’m tired of a Ape in heels».

Aquí lo que hay es un grave problema ético. La gente insultando posiciones diferentes y creyendo la suya como su única verdad. Los medios de comunicación por su parte intentan promover la diversidad y la defensa de los derechos multiculturales, pero realmente su discurso no cala entre la gente. El panorama no es nada alentador. Lo que vemos es una tendencia global a la intolerancia, la discriminación y el racismo.

«Los ciudadanos no confían en ninguna gran institución. No confían en el gobierno, no confían en las entidades bancarias, pero en lo que menos confía la gente es en los medios de comunicación. Ellos saben que los medios son una pieza del sistema de poder del que ellos no son parte». Afirma Ethan Zukerman en una entrevista.

Este triunfo es de una extrema derecha que promete hacer reformas radicales en sus territorios. Después de lo sucedido, el mundo se sumerge en las profundidades de la incertidumbre, pues los resultados democráticos que en estos días se fraguaron le dieron un vuelco de 360 grados a las dinámicas económicas y sociales a las que estábamos habituados.

Aún así, se deben seguir realizando ejercicios que incluyan a todos los sectores de la sociedad. Pero, ¿Qué ganamos con hacer foros y debates de académicos a puerta cerrada? y ¿quiénes son los verdaderos líderes de opinión ?… los ciudadanos estamos escépticos y no nos comemos el cuento tan fácil de los medios de comunicación, escritores y demás. Por eso la tarea de hoy es comprender lo sucedido desde un contexto histórico y cultural, pero sobre todo social y comunitario.

Este es un momento en el que los grandes escritores, medios de comunicación, periodistas  y pensadores académicos deben replantearse en su papel imaginario de líderes de opinión, pues la gente del común piensa que ellos hacen parte del mismo Gobierno: un sistema que les niega tomar voz, les niega las oportunidades y no los tiene en cuenta.